jueves, 12 de mayo de 2011

Amor Amarillo

 Las idas y vueltas del amor, o desamor mejor dicho, nos llevan a tratar de escapar de la realidad del final internamente ya anunciado. Wes Anderson nos presenta el corto Hotel Chevalier (2010), antesala de Viaje a Darjeeling (The Darjeeling Limit, 2007), enseñandonos cómo en poco tiempo y con una gran interpretación, puede contarse una larga historia.

 Un hombre, interpretado por Jason Schwartzman, vive en una habitación de hotel, lujoso lugar de París. Suena el teléfono y es su expareja (Natalie Portman), que quiere ir en su búsqueda. El reencuentro y lo sucedido en el transcurso del film, no es específico, deja abiertas al espectador varias interpretaciones sobre el pasado y el futuro de los protagonistas.

 Ambientada en un espacio en el que el color amarillo es dominante, que puede tomarse agradable a la vista como perturbador, el director nos cuenta esta historia mediante planos que nos hacen leer realmente los sentimientos de los personajes sin la necesidad de entender el diálogo. Esto no quiere decir que el guión sea deficiente, pero sobresale la labor del realizador en poder traducir el mensaje en imágenes. El plano en cámara lenta, está repleto de detalles que además de mostrarnos a Natalie Portman desnuda, una perla, nos recorre casi por completo el lugar donde sucede la historia haciendo que no nos importe la supuesta belleza que nos mostrará de la ciudad, condensando la imagen para no querer salir de ese hábitat. Y que al final, tiene su justificación, como que el director quería escapar de la humorada del cierre.

 Convirtiendo a Peter Sarstedt con su Where do you go with my lovely en un elemento que se mueve de lo diegético a lo extradiegético, musicaliza con sutileza el relato, y que de entender el idioma, puede tomarse como fuente del cuento que nos entrega Anderson.

 Un cuento, que a cada nueva visión, encontramos más detalles que pasaron desapercibidos anteriormente, que deja muchas cosas por responder, pero que no incomodan para nada en su disfrute.

 Aplicando a lo criollo, como dice Gustavo Cerati en un tema que funcionaría tanto como el utilizado, “…cristales de amor amarillo, no dejaré que seas fría, yo podría calentarte, para abandonarme y renacer”.

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