lunes, 8 de agosto de 2011

Nobleza Obliga

Las veces que escribí acá, fue de una forma distinta a mi terapeuta de descargar lo que me pasaba, buscar poder expresar lo mal que me sentía y ver si leyendome entendía lo que estaba haciéndome sentir asi. Después de probar y probar, y ver que era lo mejor para mí, y sin desmerecer todas las relaciones anteriores ni comparar, hoy me siento pleno y feliz. Y no hay nada más lindo.

jueves, 12 de mayo de 2011

Amor Amarillo

 Las idas y vueltas del amor, o desamor mejor dicho, nos llevan a tratar de escapar de la realidad del final internamente ya anunciado. Wes Anderson nos presenta el corto Hotel Chevalier (2010), antesala de Viaje a Darjeeling (The Darjeeling Limit, 2007), enseñandonos cómo en poco tiempo y con una gran interpretación, puede contarse una larga historia.

 Un hombre, interpretado por Jason Schwartzman, vive en una habitación de hotel, lujoso lugar de París. Suena el teléfono y es su expareja (Natalie Portman), que quiere ir en su búsqueda. El reencuentro y lo sucedido en el transcurso del film, no es específico, deja abiertas al espectador varias interpretaciones sobre el pasado y el futuro de los protagonistas.

 Ambientada en un espacio en el que el color amarillo es dominante, que puede tomarse agradable a la vista como perturbador, el director nos cuenta esta historia mediante planos que nos hacen leer realmente los sentimientos de los personajes sin la necesidad de entender el diálogo. Esto no quiere decir que el guión sea deficiente, pero sobresale la labor del realizador en poder traducir el mensaje en imágenes. El plano en cámara lenta, está repleto de detalles que además de mostrarnos a Natalie Portman desnuda, una perla, nos recorre casi por completo el lugar donde sucede la historia haciendo que no nos importe la supuesta belleza que nos mostrará de la ciudad, condensando la imagen para no querer salir de ese hábitat. Y que al final, tiene su justificación, como que el director quería escapar de la humorada del cierre.

 Convirtiendo a Peter Sarstedt con su Where do you go with my lovely en un elemento que se mueve de lo diegético a lo extradiegético, musicaliza con sutileza el relato, y que de entender el idioma, puede tomarse como fuente del cuento que nos entrega Anderson.

 Un cuento, que a cada nueva visión, encontramos más detalles que pasaron desapercibidos anteriormente, que deja muchas cosas por responder, pero que no incomodan para nada en su disfrute.

 Aplicando a lo criollo, como dice Gustavo Cerati en un tema que funcionaría tanto como el utilizado, “…cristales de amor amarillo, no dejaré que seas fría, yo podría calentarte, para abandonarme y renacer”.

martes, 3 de mayo de 2011

No hay lugar donde esconderse

 
 Hotel. Hogar sustituto que nunca llega a ser tal. 
Escondite secreto. Un lugar que siempre se toma como pasajero. 
Escape que no es, cuando no se deja atrás el equipaje que provoca la huida. 
Hotel Chevalier (Wes Anderson, 2007)nos muestra todo eso en profundidad 
en 15 minutos.
 Una habitación lujosa, con una combinación de tonos color amarillo que 
genera tanta empatía como rechazo. Un hombre que no demuestra estar 
disfrutando de lo que otros envidiarían.
Una llamada que es respuesta a tanta espera sin fundamento, 
a tanta angustia acumulada, que a sabiendas, no será solución.
Y que es tan sorpresiva como revolucionaria. 
Él está en ese lugar por ella, intentando llenar ese vacío del no poder ser.
Pero esa voz que suena del otro lado del teléfono, ese sonido que lo remonta a
su recuerdo, lo despierta de ese sueño que intentaba crear donde nada había 
existido. Y cómo negarse a su solicitud de encuentro, cómo no sentir sucumbir 
todos sus argumentos pensados para esta ocasión utópica. Ella buscándolo. 
Sabiendo con culpa de lo que iba a pasar, pero no haciéndola responsable.
A fin de cuentas, nadie puede hacerse cargo en el amor. 
 
 
Su llegada era inminente, y procuraría tener todo listo para ese momento.
El ambiente, sus adornos, productos de sus excusas para no pensar, 
su limpieza, el orden. La música, ya preparada para recibir a la invitada, 
el pedido de la cena, aunque poco le interese comer. Pensar los detalles. 
Suena la puerta, y no hay nadie más que pueda ser. El cruce de miradas, 
la frialdad del hielo que todo reencuentro contiene en un primer momento, 
cuasi protocolar despues de tanto tiempo, dura poco.
Ella observa, con una mezcla de adoración y compasión, 
los souveniers del dolor de él. Inmediatamente pasan a lo que siempre 
se toca en las relaciones rotas, el por qué de esa situación. 
Las justificaciones pertinentes, la ceguera del egoísmo que da el sentimiento. 
El beso es la búsqueda de aquello que se añora, que hubo alguna vez, 
y que indefectiblemente, termina en el acto sexual, si no se piensa detenidamente 
en las consecuencias. 
Nunca se piensa en las consecuencias. 
 
 
El miedo a fallarle a quien uno ama, pero que no lo quiere más para su vida 
es tan contradictorio, como irrefrenable el error de hacerlo. 
Las ganas siempre pueden más. 
O la esperanza de que vuelva lo que no tendría que haber dejado de ser nunca. 
 
 
A esta altura, los dos protagonistas saben lo que hay, y sólo por el momento, 
se dejan llevar sin pudor. Sin importar moldear la pared de tanto chocar. 

lunes, 11 de abril de 2011

Con fecha de vencimiento.


Nacer, crecer dentro de determinadas normas, educarse, enamorarse, morir. Nada se distingue en especial de lo que cualquiera de nosotros tiene como proceso en su vida.
 Pero, ¿cómo la plantearíamos si sabemos que hemos sido creados con el único fin de extenderle la vida a otra persona?
De esto trata Nunca me abandones (Never let me go, Mark Romanek, 2010), donde clones de enfermos terminales, son creados como solución a su problemática. Desde su concepción, ellos son criados conscientes de su fin en este mundo.
La película, mostrando un presente paralelo, retrata la resignación natural y nunca objetada de ser donante de órganos vitales, sabiendo que más temprano que tarde les llegará la hora. Y desde esa pasividad, ver también como la vida pasa, y el amor surge, como un motivo principal de angustia, de contradicción a su objetivo. El correr de un rumor ("De existir un amor real, podría conseguirse una prórroga de tres años a la intervención próxima ") desata una carrera contra el tiempo de contactar a las autoridades capacitadas de hacerlo posible, en caso de existir.
Y esto nos deja pensando en como desde el dolor, muchas veces renegamos de la vida, dejando de valorar el tiempo que tenemos para ser felices. Desde una historia, hasta por momentos cruel, se trata de dignificar al amor, y a hacer hasta lo infundado para conseguir un segundo más de gracia juntos.
Romanek presenta vistosos escenarios donde transcurre la trama, con un trío protagonista firme (Keira Knightley, una gran Carey Mulligan y Andrew Garfield), y que no apela a golpes excesivamente bajos para lograr su cometido. Triste, original y de lenta digestión.

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Primera tarea de mi nueva carrera, de la que realmente estoy satisfecho de haberla elegido a una semana de haber arrancado. Necesito que me hagan críticas constructivas de mi relato. Si se hace engorroso de entender, si está escrito poco técnico, si es aburrida, o muy spolierante. Desde ya, tante grazie.



                                                      

miércoles, 19 de enero de 2011

¿Cuándo?

Hoy por hoy,

y mas allá de que muchas veces el deseo tiente, hoy busco otra cosa. No es el interés sexual, el primordial en mi vida relacionada con el sexo opuesto. Hoy busco que me quieran. Mucho, poco, algo, pero que me quieran. Casi que me aferro a cualquier mínima señal de empatía. Con una puntita siquiera, yo ya estoy en mi mente imaginando un castillo con fuegos artificiales. Y ese es mi principal error. Peco de desesperado. Peco de necesidad. Peco por asfixia, por no querer ir paso a paso, por ser ansioso.

Muchas veces, la indecisión de los otros, me lleva a estar en forma pasiva, siempre disponible, para estar de alguna forma bien que caso de. Termino dependiendo de los otros para formar mi propio destino. Esto lo estoy tratando de cambiar.

Esas son las dos cosas que hoy son las que me afectan.  Y que creo yo se relacionan, por el simple hecho de que no me banco estar solo. Porque soy un cagón. No me gusta la soledad, no me acostumbré a no querer un mimo. Entonces hago asi, mas vale malo conocido que bueno por conocer, y me quedo esperando el milagro o apunto a situaciones casi imposibles, pero que dentro de lo poco que tengo (o que quiero ver que tengo), son lo que tengo.

Dia a dia, me planteo que sería mejor, y si bien logro reconocerlo, no soy capaz de llevarlo a la práctica.

Estoy cansado de estar mal. Es un buen momento para cambiar.

Oh but I've got to be unconditionally
Unafraid of my days without you